La muerte esta tarde del padre del periodista Jaime Herrera Atalaya, pone a prueba, una vez más el temple de un gran amigo y colega que tiene que soportar el inmenso dolor que conlleva aceptar una dolorosa realidad: que nadie es eterno en este mundo.
Jaime, nuestro entrañable "Rojo", con la bendición de Dios, como a todos los seres humanos que hemos vivido esa experiencia de perder -físicamente- a nuestro progenitor, sabrá reponerse a tiempo, porque la rueda de la vida sigue girando y el mundo y su familia todavía necesitan de él.
Seguir la huella de los padres es -creo- no perderlo de vista nunca y el sólo recuerdo de su amor incomparable cuando nos mecía en cuna, es tenerlo por siempre a nuestro lado.
El Francotirador, fiel a la creencia Cristiana, pide al Todopoderoso acuda en estos momentos de comprensible dolor, asista a la digna familia de Herrera Atalaya.
