martes, 8 de marzo de 2011

Incomparable Corso del Carnaval de Cajamarca


A los ojos de los visitantes, el afamado Carnaval de Cajamarca –guardando las diferencias y las peculiaridades- no tendría porque envidiar el mundialmente famoso carnaval de Río en Brasil, pero en está capital andina nada podrá igualar el calor y fervor popular que tiene su máxima expresión en el desfile de quienes participan en el Gran Corso del Carnaval.
Esta será una de las últimas actividades programadas por el Patronato del Carnaval, que preside Walter Chávez, y por lo mismo los participantes se esmeran en mostrar lo mejor de su inspiración para ganarse la aprobación del respetable, que desafiando cualquier contingencia se ingenian para hacer respetar el pequeño terreno que servirá para espectar el paso de las delegaciones.
A diferencia del concurso de las Patrullas y Comparsas, que en la víspera no cumplió con iniciar el desplazamiento a la hora indicada, en esta ocasión, con la presencia del alcalde provincial, Ramiro Bardales Vigo, con el orden reconocido por propios y extraños empezó la fiesta.
En la víspera, informales empresarios levantaban sus graderíos a base de tablas de eucaliptos sacando “la vuelta” a funcionarios inexpertos de Defensa Nacional, que se esmeraban por calificar a los escenarios como aptos para los espectadores.
No querían que los accidentes de otras jornadas empañaran el empeño de la gente común y corriente que se preparan con esmero a lo largo de un año para brindar a los espectadores el ingenio de su talento.
Observando a los visitantes disfrutando del frito matizado con la chicha de jora y unas cervezas sin importar la marca, uno tendrá la certeza, que la tradición del homenaje al rey de la alegría no tendrá parangón con el paso del tiempo.
La ocasión también sirve para que –a tono con la coyuntura- candidatos al Parlamento Nacional, esmerándose en igualarse a los mortales no rechacen las invitaciones a danzar al son de las coplas improvisadas al gusto del cliente.
Fueron siete largas horas que disfrutaron miles de espectadores nacionales y extranjeros pagando entre 15 y 20 nuevos soles en los tendidos para estar en lugares privilegiados y llevar en el recuerdo el paso cadencioso de los pobladores de los barrios, centros poblados, caseríos, distritos y provincias de Cajamarca.
El jolgorio y la tristeza harán una mezcla cuando hoy martes en el tradicional barrio de Santa Apolonia, cientos de curiosos asistan al velorio del Ño Carnavalón, anticipo del entierro en el balneario de los Baños del Inca, y entonces empezarán los preparativos de otro nuevo año para rendirle culto al Rey Momo.