Una sorpresiva visita del representante de la Contraloría General de la República, Nelson Guevara Altamirano, a la Aldea Infantil San Antonio, puso al descubierto el caos que reina al interior de esta organización creada en el primer gobierno del presidente Alan García.
El funcionario comprobó en el recinto la triste situación en la que viven medio centenar de niños y adolescentes, además de las madres sustitutas y escaso personal administrativo.
En un momento, aprovechando la ausencia de la administradora del albergue, Lilian Goicochea Ríos, el personal a su cargo, puso al tanto de la realidad al contralor quejándola por abuso y hostigamiento continúo.
“La gestión que realiza la directora es pésima, porque no sabe administrar los bienes, como zapatos, ropa, que no son distribuidos a los niños, quienes caminan descalzos, visten la misma ropa desde hace más de un año”, afirmaron.
Las denunciantes pusieron en duda el uso adecuado del presupuesto destinado a la compra de alimentos y otros servicios.
Durante la inspección, se encontró ropa, zapatos y donaciones camuflados, que presuntamente estaban listos para ser negociadas, según las quejosas, hecho que ameritó la promesa del Contralor, para derivarlo a la instancia correspondiente y realizar las investigaciones.
“No sólo nosotras las madres sustitutas hemos sido objeto de su mal genio, sino los niños a quienes en varias oportunidades los ha golpeado”, responsabilizaron a Goicochea.
Las denunciantes, precisaron que en más de una oportunidad exhortaron a la administradora, corrija su conducta, para no levantar un escándalo que perjudicaría a los internos, recibiendo como respuesta, amenazas de ser despedidas del trabajo, poniendo de por medio el buen nombre del presidente regional, Jesús Coronel Salirrosas, “de quien gozo de su total confianza”.
