* Policía prefirió retirarse de plaza de armas para
no entorpecer cortejo fúnebre.
Ayer, no fue un
domingo cualquiera en Celendín, porque esta vez un sonoro estribillo en las
voces de miles de pobladores, dejaron constancia de su sed de justicia para
castigar a los responsables de la muerte de Joselito Vásquez Jamo, caído bajo
las balas de la policía cuando protestaba contra el proyecto minero Conga.
Tras el ritual del
velatorio, hoy (ayer), inicialmente unas 300 personas acompañaron el féretro
que partió alrededor de la 1:30 de la tarde, con un coro plañidero incansable
de familiares, amigos y gente del pueblo.
Conforme avanzaba
el cortejo fúnebre, los transeúntes iban sumándose hasta alcanzar unas tres mil
personas a su paso por la plaza de armas, que esta vez lucía sin custodia
policial y militar, acaso para evitar se produzcan fricciones con el gentío
como ocurrió dos días antes durante el otro sepelio.
El silencio de los
domingos en una ciudad habitualmente tranquila, fue rotó por los interminables
cánticos contra el presidente Ollanta, a quien responsabilizan directamente de
los crímenes y también contra minera Conga.
Durante cerca de
dos horas la multitud se desplazó con destino a la última morada de quien hoy
es considerado un mártir de la lucha medioambiental y orgullo de la familia.
En el camposanto Sagrada
Familia, ubicado en el barrio El Milagro, fueron múltiples las muestras de
aprecio hacia Joselito, antes que introdujeran el ataúd al nicho; sólo entonces
la tristeza y llanto alcanzó su clímax.