miércoles, 23 de febrero de 2011
Cajamarca empezó a vibrar con la entrada del Bando Carnavalesco
Con la entrada del Bando Carnavalesco, oficialmente arrancó la tradicional festividad en homenaje al rey momo, que cada año es centro de la atención no sólo del pueblo cajamarquino, sino del peruano en general que llegan atraídos por lo vistoso y singular de sus expresiones culturales.
La puntualidad no distinguió al cortejo que empezó con una hora de retraso, tiempo que fue aprovechado para que empiecen a caldearse los ánimos en la población que se apostó a lo largo de la ruta desde la sede de la ex municipalidad provincial, allá en el céntrico jirón Cruz de Piedra hasta el recorrido por las céntricas calles.
Los ajetreos propios de la jornada comenzaron con el nerviosismo propio de loa organizadores.
El presidente del Patronato del Carnaval, Walter Chávez, se esforzaba por mantener organizados a los principales actores de la jornada, con el cabezón que simboliza al rey momo; mientras un animador improvisaba algunos mensajes a los asistentes para ordenar la casa.
Aproximadamente al rayar el mediodía empezó el “loquerío”.
El lento desplazamiento del Bando fue acompañado con el esplendor del brillo solar que atizaba el fervor de los carnavaleros.
El centro de la ciudad fue literalmente copada por el gentío interrumpiendo el tránsito.
Un verdadero mar humano esperaba ansioso la aparición del cortejo por el jirón Del Comercio, y al entrar a la Plaza Mayor, se desató la euforia, sobre todo en los jóvenes quienes provistos de agua y polvo, y alguna dosis de cañazo, pusieron el calor característico de estas festividades.
Abriendo el Bando a los sones de las inconfundibles coplas del carnaval estaba el acalde provincial Ramiro Bardales Vigo, ataviado con un sombrero shilico, y su séquito, recibiendo ovaciones por la organización de la fiesta más popular de Cajamarca.
Fueron tres horas de desplazamiento, pero en ningún momento bajaron los ánimos, al contrario las fuerzas se redoblaron, con un consistente “frito” (papa con chancho), en el populoso barrio de San Sebastián. El Carnaval de Cajamarca, lanzaba a los cuatro vientos su invitación al Perú entero.